Al retornar a las clases presenciales en la academia de arte me di con la gran sorpresa de que los niños de 3 y 4 años tenían graves problemas para seguir indicaciones, haciendo algunas de nuestras clases un caos total. Al principio relacioné esta conducta con el contexto pandémico que vivimos estos últimos tres años: cuarenta, aislamiento, cierre de escuelas, tensiones en casa por la nueva normalidad, pérdida de seres queridos, angustia de los cuidadores y ausencia de una sociabilización acorde a su edad. Sin embargo, sospechába que había algo más.
Reconozco que no es raro que los niños de esa edad se distraigan con facilidad, deseen jugar siempre y hasta se muestren renuentes a realizar una tarea determinada que limite su autonomía, pero la gran mayoría siempre, antes del 2020, le hacían caso a sus padres, en cambio, ahora no. Los padres, presentes en clase, no podían controlar a sus hijos. Repetían y repetían sus nombres, y ellos no reaccionaban, seguían corriendo, riendo, saltando, empujando a sus compañeros, y hubo casos en los cuales reaccionaban de forma agresiva, y los adultos tenían que tomarlos en brazos para intentar tranquilizarlos, evitando que alguien salga lástimado. Bastaba que uno empezará a correr y todos los demás lo hacían en un efectó dominó perfecto.
Las profesoras aplicaron todas sus estrategias para interesarlos en las actividades del taller, lo conseguían por breves minutos, y una vez más volvía el caos. Sin embargo, caer en el simplismo de etiquetar a ese tipo de niños como malcriados no es el estilo de Mundus Artis, menos de calificar la forma como crían los padres a sus hijos, después de todo nadie, esta preparado para criar a un hijo, son una bendición, si, pero también una gran responsabilidad.
Padres SOS
Entiendo que la convivencia forzada por la pandemia, llevó a muchos a sobre protegerlos, y a tratar de distraerlos con lo que fuera – el móvil, la tablet y el smart TV debieron ser muy útiles-. Su presencia en casa, todo el tiempo, representaba nuevos retos, pues se les debía apoyar en las clases virtuales, cumplir las tareas, hacer las labores de casa, salir con mucho cuidado a la calle y encima teletrabajar.
Distraer, no controlar, no llamar la atención, dejarlos ser, no explicar, porque ellos no entienden y, ¿Los límites? Pues estabamos en pandemia, ya tenían suficiente con estar encerrados ¿No? Todo esto terminó, en algunos casos, creando individuos autosuficientes, pero incontrolables. Aquí voy a detenerme un momento, tomaré aire, y recordaré a ese padre que quiso pegarme cuando le pedí que hablara con su hijo que estaba ocasionando mucho desorden, y hasta golpeaba a otros niños. El pobre señor, ahora lo entiendo mejor, cuando se tranquilizó se disculpó y justificó el comportamiento de su niño diciendo “entienda, es pequeño, no sabe lo que hace, no ve que ni a mí me hace caso”. El niño había sido enviado hace poco a clases virtuales otra vez debido a que en el nido no lo podían controlar.
Una frustración terrible. Querer ayudarlo, y no saber cómo. Por eso decidí escribir este artículo y brindar un aporte sobre la forma cómo los padres pueden ayudar a sus hijos en casa a seguir indicaciones -si amigos padres de familia, no es labor de la ‘Miss’ hacer que su niñ@ sepa comportarse- aquí van algunos consejos.
- Toma el control de la situación: Está claro que debemos apoyar su actitud de querer descubrir el mundo, intentar hacer sus cosas por si mismo y dar su opinión, a su manera, pero debemos recordar que el adulto somos nosotros, y que siempre tenemos la última palabra, no ellos. Por eso es importante establecer reglas claras de convivencia en casa, como por ejemplo, horarios para despertar, comer y dormir; buenos modales; respeto del espacio personal de los demás; saber esperar su turno y formas saludables de expresar sus deseos sin gritar, llorar o hacer una rabieta. Lo importante es nunca ceder ante un mal comportamiento, y aquí entra en segundo consejo.
- Jamás pierdas la calma: Siempre que corrijas a tus hijos debes evitar alterarte, gritar o lanzar algún calificativo. Debes mantener la calma, y solo enfocarte en el mal comportamiento, debes separar a tu hijo de su mala conducta, de esa forma él o ella no se sentirá intimidado o confundido. Una buena técnica es disponer en casa de un lugar donde se mantenga quieto, no juegue, ni se distraiga. Cuando infrinja las reglas debe dirigirse a ese lugar, y bajo tu supervisión estar 2 o 3 minutos. Al final debes explicarle que no seguir las reglas no es un comportamiento aceptable. También te puede servir como un lugar para que se calme, si está protagonizando una rabieta, enseñarle desde chicos a manejar sus emociones, evitará que de adulto cuando pierda la paciencia quiera golpear a otros (disculpe señor por recordarlo otra vez).
- Hazlo siempre sencillo: Cuando les des instrucciones o les pidas que haga algo, no les hables mucho, ni les des muchas explicaciones, se muy concreto por ejemplo, “ordena tus juguetes ahora“, “lávate las manos ya“, o “come toda tu comida”
- Jamás negocies o condiciones, y menos supliques: Una orden es una orden, así que cuando te dirijas a tu hijo que no está cumpliendo las reglas hazlo de forma sencilla, calmada, pero firme, sin titubeos, como por ejemplo “Luis, guarda tus juguetes y vete a dormir ahora”. Si no te hace caso, guarda silencio por breves segundos y vuelve a insistir, ignora sus justificaciones o cosas que diga, vuelve a repetir la frase hasta que obedezca. Así sabrá que no hay otra alternativa que no sea realizar lo que les has pedido.
- Enséñale que todo tiene consecuencias: Explícale a tu hij@ que todo acto que realice tiene consecuencias, algunas son buenas otras son malas o desagradables. Volviendo al ejemplo anterior, explícale que si no se va a dormir a la hora establecida, tú te molestarás y tendrás que pedirle que te entregue sus juguetes. No solo le digas que lo vas a castigar, sino detalla que tipo de castigo sufrirá por no cumplir las reglas. Nunca digas algo que no podrás cumplir, ni le grites, y menos lo golpees, eso no corregirá su mal comportamiento, ni lo ayudará a aprender el valor de seguir las indicaciones. Varios correctivos leves, tendrán un mejor efecto que correctivos más severos.
- Evita las criticas innecesarias: Como dije al inicio siempre que desees corregir su comportamiento corrige la mala acción no lo juzgues o critiques a él o ella. Decir que es un “mal niño” o que “siempre él es así”, ·nunca va a cambiar”, es afectar su autoestima y su seguridad.
- Reconócelo y prémialo: Cuando tu hij@ haga algo bueno tienes que reconocerlo, y si su acción merece un premio, adelante no lo dudes, eso es parte del entrenamiento para conseguir que tenga un buen comportamiento y siga las indicaciones. Ahora bien, no uses los premios como condicionantes porque recuerda “jamás se debe negociar el cumplimiento de las normas de la casa”.
- Jugando también se aprende a seguir indicaciones: El juego es una herramienta muy útil para lograr que los chicos sigan indicaciones, sepan esperar su turno y aprendan a perder. La terapeuta Molly Dresner recomienda organizar una carrera de obstáculos en casa, jugar Simón dice, realizar una búsqueda del tesoro o experimentar con juegos de mesa o instrucciones como el Twister. Los videojuegos también son recomendables, siempre y cuando sea bajo tu supervisión, y elijas la plataforma que va a jugar.
- Que la música lo guíe: Existen diversas músicas infantiles que están diseñadas para que los niñ@s sigan indicaciones Las puedes buscar el Youtube, aquí si la tecnología puede ser tu aliada.
- Establecer rutinas diarias: Esto es de mucha ayuda, pues el tener una especie de programa o calendario de actividades diarias lo ayudará a ser responsable, cumplir metas y seguir las reglas. Aquí se necesita que tú también seas muy responsable, y cumplas junto con él o ella, ese programa. Por ejemplo, si luego de hacer las tareas está programado salir al parque, debes cumplirlo, sino tu hij@ podría creer que no es importante sus actividades de ocio, sino solo cumplir las reglas, y eso no se debe permitir.
Espero que estos consejos te puedan ayudar a cambiarle la vida a tus hij@s, ten presente que los primeros maestros de ellos somos nosotros, sus padres, y que con paciencia, amor y el ejemplo podemos hacer maravillas. Si te gustó compártelo. Nos vemos pronto en otra aventura informativa.